http://dx.doi.org/10.18232/20073496.1590
Reseña

Dos libros de Marcelo Rougier y Camilo Mason: (2020). A las palabras se las lleva el viento, lo escrito queda: Revistas y economía durante el peronismo, (1945-1955) y (2023). A las palabras se las lleva el viento, lo escrito queda. Las revistas en los orígenes de la profesionalización del campo de la economía (1956-1966)

Carlos Marichal1, * image 0000-0002-1479-7239

1 El Colegio de México, Ciudad de México, México.

Correspondencia: cmari@colmex.mx

Una revisión histórica de las trayectorias que han tenido las revistas de economía, publicadas durante la segunda mitad del siglo xx, constituye un desafío que debe encararse en muchos países latinoamericanos. El ejemplo perfecto se ilustra magníficamente en los dos volúmenes secuenciales sobre el caso argentino que reseñamos ahora. En efecto, desde la segunda guerra mundial, y durante las décadas siguientes, comenzaron a multiplicarse las revistas tanto informativas como de debate, asimismo captaron mucho interés las publicaciones de análisis académico sobre la economía en una época muy compleja. En estas se reflejaban la proliferación de redes intelectuales, académicas, empresarias y de aspirantes a la política que encontraban en esta esfera de publicaciones un terreno fértil para proyectar sus ideas, reflexiones y debates en un tiempo que frecuentemente se ha calificado como “época de oro” de la industrialización en Latinoamérica, pese a las limitaciones económicas que fueron comunes en muchos países.

Las revistas de economía publicadas en Argentina, incluidas en el primer volumen publicado en 2021 y que lleva por título A las palabras se las lleva el viento, lo escrito queda: Revistas y economía durante el peronismo (1945-1955), indican que los retos de abordar las transformaciones que requería el proceso de modernización económica fueron mayúsculos, y aunque hubo algunos éxitos, también se experimentaron grandes contradicciones y luchas políticas sobre los modelos a seguir. Al mismo tiempo, otro tema que se desprende de la revisión de estas publicaciones es que fueron producto de los trabajos realizados en un periodo de auge de comunidades universitarias, esencialmente profesores y alumnos pertenecientes a las jóvenes facultades de economía de Argentina, a la par que en gran parte de la región latinoamericana.

En Argentina, desde inicios del siglo xx ya habían despuntado algunas escuelas profesionales de contaduría, derecho financiero y economía agraria, pero fueron escasas las revistas de análisis y debates sobre la economía. Existían secciones de la gran prensa local que cubrían la evolución de los mercados nacionales e internacionales, siendo acompañadas de un mosaico de boletines oficiales y empresariales, pero era poca la formación avanzada en materias económicas y sin mencionar la teórica, lo que se reflejaba en la relativamente escasa producción académica de trabajos originales en economía antes de mediados de siglo. En el caso argentino, desde los años de 1920 hubo excepciones, como la pionera Revista de Economía Argentina, impulsada por Alejandro Bunge, así como trabajos de importantes institutos universitarios sobre banca y finanzas, también los había sobre temas de comercio y macroeconomía, pudiéndose citar los primeros trabajos del joven Raúl Prebisch, por ejemplo. Sin embargo, la crisis mundial de 1929 y la subsiguiente Gran Depresión trastocaron tanto las realidades económicas nacionales como las internacionales, planteando muchos desafíos para su interpretación.

Para el caso argentino, en el peronismo (1945-1955), los debates se multiplicaron sobre los modelos deseables para impulsar nuevas trayectorias de crecimiento económico y las políticas públicas apropiadas. Sin embargo, es notable observar que en las revistas estudiadas en el primer volumen, compilado por Marcelo Rougier y Camilo Mason, la discusión sobre el keynesianismo fue relativamente débil. Las distintas redes de intelectuales, que impulsaron las revistas y publicaciones de economía, entraron al ruedo de la discusión económica a partir de los debates sobre el conjunto algo abigarrado de las nuevas políticas instrumentadas desde el Estado, encabezado por Juan Domingo Perón desde 1946.

Este primer volumen, editado por Rougier y Mason, cubre el decenio peronista, e incluye detallados estudios por un amplio colectivo de jóvenes economistas quienes describen y analizan 18 revistas de la época, e integran en cada caso una síntesis de los principales enfoques y temas cubiertos por la respectiva publicación, así como consideraciones finales y bibliografía de gran utilidad. También se incluyen registros sintéticos de información sobre los editores, los autores de los artículos, el formato y el contexto de cada publicación. La revista académica más conocida de entonces fue la ya mencionada Revista de Economía Argentina, que comenzó a publicarse en 1918 y siguió hasta 1952. Su fundador, Bunge, era un profesor y economista destacado, autor de textos innovadores y nacionalistas, muy ligado al banco industrial pionero, el Banco Tornquist, en cuya excelente biblioteca particular contó con los materiales para realizar múltiples investigaciones. De hecho, esa biblioteca privada fue cuna de gran parte de los mejores estudios de historia económica argentina, al menos hasta 1978, cuando cerró. El día de hoy está otra vez disponible para su consulta en el Banco Central de Argentina.

Como en el caso de otras publicaciones analizadas, es clara la importancia del editor principal, pues a su alrededor giraban una serie de partícipes adicionales que alimentaban las revistas. Bunge demostró ser favorable a algunos programas políticos nacionalistas e industrialistas impulsados por el régimen, y atrajo a profesionales de la economía más jóvenes, quienes constituyeron una especie de red intelectual. Ello contrastaba abiertamente con otro editor, Rodolfo Katz, quien publicaba en Buenos Aires la revista Economic Survey, siendo acérrimo opositor a la mayoría de las políticas económicas del gobierno peronista. Además, Katz era un editor muy prolífico, ya que producía una gran cantidad de artículos, de manera que es difícil identificar a su revista como eje de un grupo intelectual más amplio.

Algo más iconoclasta era la publicación Economía y Finanzas, que editó 306 números entre 1949 y 1955. Inicialmente, el colectivo de editores fue diverso, pero pronto se impuso la figura de Abraham Guillén, un español que había combatido con los republicanos durante la guerra civil española y emigrado después al Río de La Plata tras ser perseguido por el régimen franquista. Era un hombre de izquierdas, pero su equipo impulsó esta publicación como órgano volcado a proporcionar información fidedigna sobre temas económicos y sociales, con cierta simpatía por algunas de las reformas impulsadas por el peronismo.

Otra revista que se caracterizó por la presencia de un editor muy activo fue Camoatí, Revista de Economía y Estadística, fundada por Mario Serge, un inmigrante italiano, socialista y antifascista que pronto identificó la relativa escasez de información financiera y bursátil como una laguna en el mundo editorial bonaerense. Serge lanzó su revista para proporcionar información financiera actualizada, lo que le permitió adquirir lectores especializados y de considerable prestigio. Cuidó mucho las críticas al gobierno, cosa importante teniendo en cuenta las tendencias autoritarias del régimen peronista, y así pudo navegar las aguas editoriales y económicas con relativo éxito hasta el golpe militar de 1955.

También, en el primer volumen, se incluyen análisis de las aportaciones de varias revistas de organizaciones empresariales, como la revista Metalurgia, favorable al auge industrialista del momento, así como órganos de agrupaciones comerciales, de agentes de crédito y de ingenieros. En el caso de la revista La Ingeniería, órgano del Centro Argentino de Inversiones (CAI) desde tiempo atrás, se observa que, si bien tenía la vocación de expresar las ideas de un grupo profesional clave para el desarrollo económico, el régimen peronista decidió cortar sus alas y estableció un control estatal sobe dicha asociación, limitando su libertad de expresión. Esto contrastaba con órganos que disfrutaban del apoyo de grupos económicos poderosos, como la legendaria Sociedad Rural y sus Anales, expresión de los terratenientes más acaudalados del país, o el Review of the River Plate, que se había consolidado desde 1891 como vehículo noticioso de especial interés para las numerosas grandes empresas y bancos británicos en Argentina, proporcionando información económica nacional e internacional detallada. Algo diferente fue el caso de la publicación en formato de diario de la Argentinishes Tageblatt (fundado en 1889), que fue antinazi, lo cual le granjeó muchos apoyos de la comunidad de germano-parlantes más liberales en Argentina, profesionales, industriales y comerciantes. Perón intentó censurar a este diario, pero la publicación fue salvada con el apoyo del gobierno estadunidense, que abogaba por la libertad de la prensa en el país.

En los años del régimen peronista, las revistas propiamente académicas no tuvieron gran suerte, como lo demuestra el caso de la Revista de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, que había arrancado en 1913 y solo pudo editarse entre 1948 y 1953. Además, resulta difícil señalar un conjunto de trabajos publicados en la misma que fueran demasiado originales en análisis económico o en términos teóricos. Horizontes Económicos (1944-1955), otra revista universitaria de Buenos Aires, tampoco destacó, en parte porque desde 1950 resultó ser un órgano estrechamente identificado con el gobierno. Algo parecido ocurrió con la Revista de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Córdoba, consecuencia, en buena medida, de la intervención de este centro universitario por las autoridades del gobierno nacional desde 1946. De hecho, es sabido que el centralismo político de la administración peronista desembocó en la aplicación de medidas arbitrarias en muchas esferas de la educación superior en Argentina, inclusive en la persecución de académicos de nota en varias disciplinas de humanidades y ciencias sociales, quienes se vieron forzados a exiliarse.

Por último, cabe agregar que una de las publicaciones más interesantes de esta era tan complicada fue la revista semanal Qué sucedió en siete días, emprendimiento privado que aglutinó una serie de plumas inquietas que discurrieron sobre las políticas económicas adoptadas por el gobierno con una combinación de astucia y crítica. No era para menos, pues fueron altamente polémicas la nacionalización, en 1946, de la banca central, así como la de los ferrocarriles británicos, que pasaron a ser estatales desde 1947, y la estatización de la principal empresa telefónica, que había sido propiedad de la poderosa empresa estadunidense ITT. Tampoco se privaron los editores de analizar críticamente la creación, en 1946, de la IAPI, Instituto Argentino de Promoción del Intercambio, que centralizó el control del gobierno de Perón sobre el comercio exterior con la intención de favorecer la industrialización. ¿Cuán efectivo fue este organismo? Este sigue siendo un tema que se discute y que falta estudiarse en mayor detalle, comprensible por la diversidad y opacidad de fuentes que implica su investigación, pero sin duda en la revista Qué se encuentran interesantes opiniones sobre su desempeño.

La coherencia del primer volumen que reseñamos debe mucho a la labor de Marcelo Rougier, enérgico y polifacético promotor de la historia industrial en Argentina, aunque debe subrayarse que también es autor de trabajos fundamentales sobre las políticas económicas a lo largo de la segunda mitad del siglo xx.1 En el libro que reseñamos también es manifiesta la colaboración de varios autores de la espléndida revista H Industria, fundada por Rougier e impulsada eficazmente hasta la fecha por Juan Odisio y Camilo Mason. Testimonio de su mirada amplia son los diferentes números de tipo comparativo de H Industria, rebasando la temática argentina para incluir temas de la historia industrial latinoamericana, como lo demuestra un número reciente enfocado principalmente en México.2

El segundo volumen editado por Rougier y Mason sobre las revistas de economía argentina se centra en el periodo de 1956-1966 y lleva por título A las palabras se las lleva el viento, lo escrito queda. Las revistas en los orígenes de la profesionalización del campo de la economía (1956-1966), publicado en 2023. La reseñamos a continuación, en tanto es parte de un mismo proyecto colectivo. En este segundo volumen se describen y analizan los contenidos de 16 revistas durante el decenio mencionado. Los estudios permiten observar el entrelazamiento de las reflexiones sobre economía y las políticas económicas después del peronismo, bajo una mirada a la creciente profesionalización de la economía en investigación y docencia en Argentina.3 En efecto, es obligatorio reconocer que se trataba de una época de profundas tensiones políticas y sociales que arrancaron con el golpe militar de 1955, encabezado por el general Lonardi, que tumbó al gobierno de Perón, seguido por un conjunto de años de gobiernos civiles cuyo primer momento dinámico y controversial tuvo en la presidencia de Arturo Frondizi, electo en 1958, aunque fue desplazado por los militares en 1962; seguido por la administración de Arturo Ilia, electo en 1963, pero derrumbada por otro golpe militar en 1966. Este breve interregno político, con cara democrática, ejerció un efecto notablemente favorable en los ámbitos universitarios y académicos, y estimuló nuevas carreras cada vez más profesionalizadas de calidad, así como programas de apoyo a investigaciones científicas.

Rougier y Mason califican esta época como “Un decenio dorado” en términos académicos, por ser una coyuntura favorable a la consolidación de instituciones de enseñanza superior en economía en buen número de universidades públicas, así como en la formación de nuevas generaciones de profesionales y en la difusión de numerosos ensayos y libros por economistas argentinos y expertos internacionales que visitaron el país, quienes dieron clases, conferencias, seminarios e influyeron en las redes de discusión en el medio propiamente académico como en centros de investigación privados. Para ello, el colectivo de jóvenes economistas encabezados por estos dos editores proceden a describir y analizar las principales revistas económicas del decenio bajo consideración.

Un primer ejemplo destacable fue la revista académica Desarrollo Económico, que comenzó a publicarse en 1958, y que pese a la agitada vida política argentina ha sobrevivido hasta hoy en día con un amplio reconocimiento nacional e internacional de economistas, historiadores y científicos sociales. Su nacimiento se vinculó con la elección de Oscar Alende como gobernador de la Provincia de Buenos Aires, quien nombró al economista Aldo Ferrer ministro provincial de economía. Ferrer quiso impulsar reformas progresistas y creó una Junta de Planificación Económica, que, a su vez, promovió la creación de la revista Desarrollo Económico. Los profesores Jimena Caravaca y Marcelo Rougier hacen hincapié en que el modelo elegido para esta publicación fue la revista mexicana El Trimestre Económico, tanto en su formato como en la intencionalidad de ser una publicación de excelencia en economía y ciencias sociales. Inicialmente, la revista argentina mantuvo un estrecho contacto con la oficina de la cepal en Chile, donde los editores participaron en seminarios con figuras como Osvaldo Sunkel o Jorge Ahumada, quienes luego publicaron artículos, además de otros economistas como Anibal Pinto y Adolfo Dorfman.

Sin embargo, Desarrollo Económico experimentó importantes cambios después de elecciones provinciales en 1960, cuando Ferrer fue obligado a renunciar como ministro al ser acusado por Rogelio Frigerio, asesor del presidente Frondizi, de enemistar muchos electores con sus planes de reformas impositivas y de reformas agrarias. A partir de ese momento la revista requirió un nuevo soporte que afortunadamente encontró en el Instituto de Economía y Sociedad (IDES), organismo privado de investigación que contó con el apoyo de los hermanos Guido y Torcuato Di Tella, de una gran fortuna empresarial, así como otros aliados intelectuales. El perfil de Desarrollo Económico como uno de los ejes de la modernización de las ciencias sociales en Argentina fue ratificado también por la colaboración de prestigiosos sociólogos como Gino Germani, Jorge Graciarena y Jorge Balán, asimismo los historiadores Roberto Cortés Conde, Tulio Halperín y Nicolas Sánchez Albornoz. Las tareas de edición de la revista recayeron un tiempo en Miguel Teubal, experto en temas agrarios, que fue seguido por otras figuras muy consistentes y de prestigio que le han dado una larga vida a esta prestigiosa publicación académica.

En esos tiempos también cobraron importancia una serie de revistas de economía de varias universidades argentinas. Mientras las Facultades de Economía se expandieron y convirtieron en semillero de profesionales, funcionarios, contables y técnicos destinados a buscar empleo tanto en empresas como en la administración pública. En el ensayo sobre la Revista de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, Jimena Caravaca presenta un detallado resumen de su formato y contenidos, señalando que entre 1955 y 1966 publicó 246 artículos, donde la mitad fueron estrictamente sobre temas de contabilidad y apenas 64 ensayos analíticos. También se publicaron conferencias de destacados profesores internacionales que visitaron la capital y otras ciudades argentinas, como fue el caso del economista francés Francois Perroux, quien delineó el concepto más actualizado de modelos de desarrollo económico. No obstante, sorprende que la revista en cuestión publicara pocos estudios sobre el complicado legado de las políticas económicas del peronismo, y poco sobre las aportaciones de la cepal y de su director Raúl Prebisch, el más destacado economista argentino de la época. Bastante pronto, la dirección de publicación fue endosada a Julio Olivera, un excelente economista teórico y matemático. Olivera hizo publicar textos de economía actualizados y ortodoxos, pero también publicó estudios de economistas heterodoxos y de izquierda, como Marcos Kaplan, quien posteriormente salió exiliado a México en la década de 1970, siendo largo tiempo profesor en la UNAM. Sin embargo, el balance final de la revista por Caravaca denota cierta decepción sobre el conjunto de sus aportaciones. Dice “En cierto sentido, la publicación permaneció anclada a un tipo de profesional económica ligado a los saberes contables [sic]”.

Otra revista universitaria más juvenil fue Económica, revista de la Universidad de La Plata (UNLP), cuya dirección entre 1954 y 1966 recayó en Oreste Popescu, un dinámico editor y economista rumano que fundó el Instituto de Economía y Finanzas de la institución universitaria platense. Mario Raccanello presenta un buen artículo de síntesis sobre su contenido, destacando la gran cantidad de recensiones de textos de economía publicados a nivel internacional, que fueron sin duda de mucha utilidad para alumnos y profesores deseosos de estar actualizados en la disciplina. La revista también publicó artículos y conferencias de expertos como el francés Alfred Sauvy, creador del término “Tercer Mundo” en 1953, así como las propuestas del estadunidense James Street, profesor de economía política y autor de textos sobre las grandes etapas de la historia económica. Al mismo tiempo, se editaron trabajos de economistas ligados a la UNLP, como Horacio Cuccorese y el prolífico José María Dagnino Pastore.

La Revista de la Facultad de Ciencias Económicas, de la Universidad Nacional del Litoral, fue otra publicación universitaria de la época revisada entre 1958 y 1963. Los autores del trabajo sobre sus contenidos enfatizan la dispersión de temas, lo que atribuyen sobre todo al hecho de que la Facultad en cuestión se ocupaba de ciencias económicas, comerciales y políticas, además de incluir una importante sección de Derecho. En este sentido, conviene destacar que los temas de mayor relevancia publicados se centraban en los debates sobre el desarrollo y la integración regional. Por ello, resulta notable que esta revista incluyera artículos de destacados economistas como Ragnar Nurske, Joseph Grunwald y Dagnino Pastore, pero también textos de Felipe Herrera, flamante presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), quien asistió a la famosa Conferencia de Punta del Este en agosto de 1961, que dio origen a la Alianza del Progreso. Más concretamente eran relevantes las reflexiones de Herrera, ya que visitó Rosario para anunciar el primer préstamo del BID a Argentina.

Existen algunos paralelos y contrastes entre la revista rosarina mencionada con la descripción que realiza Florencia Sember de la Revista de Economía, de la Universidad Nacional de Córdoba, entre 1955 y 1966, estudio que reveló la existencia de puntos de vista bastante contradictorios respecto a sus posicionamientos teóricos e ideológicos. Sember señala que en el primer número de 1955 se incluyó un texto muy conservador del economista Friedrich von Hayek, pero que luego se abrieron espacios para la publicación de textos distintos. El editor de la revista fue Ricardo Carranza Pérez y propició una gama de trabajos bastante diversos. Entre ellos se incluyeron trabajos señeros de James Street, en este caso sus “bases para una teoría general del desarrollo económico”. Poco después se incluyeron notas sobre el doctorado honoris causa que se le otorgó en Córdoba a François Perroux, quien dictó una conferencia que entró a fondo en el polémico tema de la doctrina de la descolonización. A su vez, la revista desplegó un amplio elenco de artículos sobre el desarrollo y la integración económica.

En este volumen también se analizan las características de las revistas económicas de tendencia conservadora e inclusive aquellas antiperonistas, como Economic Survey (1956-1965), donde Rodolfo Katz, como editor, alabó el cambio de régimen desde 1955 y propugnó de manera sistemática políticas ultraliberales. De acuerdo con el estudio de Ghibaudo y Odisio, Katz podría calificarse como “espada del campo empresarial en la disputa ideológica”, en esta época. En su revista argumentaba sistemáticamente que era prioritario impulsar las exportaciones, esencialmente las agropecuarias, para dar salida al problema externo del país; además, atacaba el estatismo, aunque de manera pragmática señalaba algunos terrenos en donde era necesaria la regulación del gobierno. Publicó mucha información financiera y notas sobre las negociaciones con organismos internacionales, pero también cubrió la mayor parte de los temas de la economía nacional. En sus inicios experimentó un gran éxito, ya que logró tiradas de 12 000 ejemplares entre 1956 y 1959, bajando luego a un promedio de 5 000 en la década siguiente.

Otra revista que estuvo encabezada por un editor muy activo, y aún más polifacético, fue Panorama de la Economía Argentina (PEA), fundada por Carlos Moyano Llerena, abogado católico con estudios de economía en Oxford entre 1937 y 1939, quien al regresar a Argentina se incorporó como secretario de redacción de la Revista de Economía Argentina, dirigida por Alejandro Bunge hasta su muerte en 1952. En muchos sentidos, Moyano quería revivir esa vieja y prestigiosa revista, y al iniciar Panorama en 1957 decidió publicar artículos analíticos, pero también impulsó a sus colaboradores a presentar series estadísticas confiables sobre el desempeño de la economía argentina. Sin embargo, sus posicionamientos políticos fueron los que acapararon más atención y convirtieron a esta publicación en referencia obligada para sectores de las elites políticas y económicas. Su distanciamiento de Frondizi y su acercamiento a los ideólogos económicos de los golpes militares, fraguados desde 1966 en adelante, llevaron a Moyano a abandonar sus labores editoriales. Este acercamiento se verifica tempranamente en notas de mesas organizadas por PEA sobre las relaciones con Europa, tanto en 1962 como otras subsiguientes, en las que participaron figuras como José Alfredo Martínez de Hoz, Conrado Helbing, Carlos Coll Benegas o Adalberto Krieger Vasena, varios de ellos ministros de Economía u asesores de los gobiernos militares entre 1966 y 1970. Moyano se vinculó estrechamente con los militares en el poder y abogó por políticas liberales muy duras en el campo laboral. Así, se desvinculó progresivamente de Panorama, revista que feneció en 1970.

Entre las revistas de izquierda de la época, se destacó Fichas de Investigación Económica y Social, impulsada entre 1964 y 1966 por Jorge Schvarzer y por el intelectual trotskista Milcíades Peña, aunque ambos solían firmar con pseudónimos. Otros autores fueron Marcos Kaplan, Luis Franco y Juan Carlos Rubinstein. Más que una revista fue un foro para exponer las tesis de los autores acerca del desarrollo económico y la formación social en Argentina, con un fuerte componente de historia económica y análisis de las elites. Su interés principal radica en la notable originalidad y heterodoxia de sus análisis sobre las estructuras y dinámicas del poder a través de los siglos xix y xx. De manera paralela, pero en formato marxista ortodoxo, entre 1962 y 1965 se incluye un estudio de Problemas de Economía, que era explícitamente un órgano de algunos intelectuales del Partido Comunista Argentino. Tendió a adoptar posiciones ambiguas, ya que los artículos se mantenían dentro de lineamientos ortodoxos marxistas, pero intentaba sugerir simpatías por algunos planteamientos de la oposición peronista. Asimismo, publicó notas informativas con acopio de estadísticas.

Por último, y debido a la extensión de esta revisión, solo cabe hacer mención muy brevemente de algunas publicaciones adicionales cubiertas en el volumen que reseñamos. Un ensayo describe las publicaciones de los Anales de la Academia de Ciencias Económicas, que resultaron en la publicación de once volúmenes de las conferencias presentadas en esa institución. En otra sección del libro se sintetizan las características de varias publicaciones empresariales como el Boletín Techint, los Anales de la Sociedad Rural y el Boletín de la Unión Industrial Argentina. Finalmente, este volumen reseñado cierra con dos artículos relativamente extensos sobre dos publicaciones bastante iconoclastas, la primera de un grupo de intelectuales y empresarios afines al peronismo titulada CGE-200 millones en el desarrollo económico y social de Latinoamérica, que salió entre 1963 y 1964, y en segundo lugar, la revista para gran público Qué sucedió en siete días, que ya hemos comentado previamente, siguiendo con el mismo formato y publicando artículos de comentarios políticos y económicos de coyuntura.

Libros reseñados

Marcelo Rougier y Camilo Mason (coords.) (2020). A las palabras se las lleva el viento, lo escrito queda: Revistas y economía durante el peronismo (1945-1955). EUDEBA.

Marcelo Rougier y Camilo Mason (coords.). (2023). A las palabras se las lleva el viento, lo escrito queda. Las revista en los orígenes de la profesionalización del campo de la economía (1956-1966). Ediciones Imago Mundi.


  1. Por ejemplo, Marcelo Rougier (2021). La industria argentina en su tercer siglo. Una historia multidisplinar (1810-2020) y (2012). La economía del peronismo: una perspectiva histórica.↩︎

  2. En el Dossier 2024 núm. 34, año 18 de H Industria, Juan Odisio e liana Quintanar han editado siete ensayos que incluyen estudios de la historia industrial en México en los siglos xix y xx.↩︎

  3. Marcelo Rougier y Camilo Mason, (Cooords.), A las palabras se las lleva el viento, lo escrito queda. Las revista en los orígenes de la profesionalización del campo de la economía (1956-1966), Buenos Aires, Ediciones Imago Mundi, 2023↩︎